domingo, 30 de mayo de 2010

"Las leyes fundamentales de la estupidez humana"

"¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos." ...

http://www.google.com/buzz/cynthia.deoliveira/ASr1N8GCzYE/Por-qu%C3%A9-entonces-unas-sociedades-prosperan-y

martes, 4 de mayo de 2010

¿Música Popular o Lenguaje Universal?

Lo popular, siempre mayormente asociado con la muchedumbre, con la masa (término cuyo uso suelo subordinar al de “grupo de individuos”), lejos de definir un tipo o género de música al unirse a ésta como adjetivo, la convierte en un fenómeno que trasciende pentagramas, acordes, naciones, etnias, generaciones y grandes regalías comerciales.

Claramente, lo desgastado en uso del término abre espacio para ambigüedades injustas. Dentro de la realeza del pop son incluidos, sin mayor juramentación, lacayos (como una Britney Spears, RBD y otras fabricaciones), junto a artistas de la talla de Michael Jackson o de Los Beatles, cuatro motores de una profunda revolución, cristalizada en evolución, que todavía vaporiza brechas generacionales; cuatro poderosos motores que algunos hoy, jocosamente, intentan comparar con los Jonas Brothers.

Y mi intención no es, sin embargo, desestimar ni despreciar el revuelo y el movimiento causado por estos a quienes considero más pop performers que artistas, orientados más quizá a ser, desde su inicio, un producto comercial, a alcanzar los bolsillos de sus oyentes más que sus almas.

De acuerdo, debemos ser honestos. Todo artista necesita comer. Todos buscarán vender. Pero su esencia y prioridades a la hora de hacer música y en su forma de hacer música son notorias en su trabajo. Seguro, el arreglo musical, su forma y riffs pueden casi conspirar para conquistar carteras y fama. Pero su estilo, su mensaje y su melodía pueden establecer conexiones y "sinapsis" de un corazón a otro, de una memoria a otra y, cuando en conjunto, de un ser humano a otro.

Sí, montones de adolescentes eufóricas cantaron y lloraron con la boy band de turno, toneladas de muchachos hormonales deliraron frente a los posters o los videos de las princesas más perfectamente diseñadas. Pero hoy, después de 50 años, un asesinato, la agonía de una tenaz enfermedad y el paso indetenible de la edad, todavía hablamos “beatle”. Y algunos afortunados, crecidos en el centro de un ambiente eternamente musical, sentimos este idioma como parte de nuestra lengua más nativa.

Entonces al pan, pan y al vino, vino. Lo comercial es comercial. Lo popular perdura, transforma, une.